Vacaciones para siempre
Las vacaciones pasadas vivimos una temporada larga sobre la costa, muy cerca del fato de La Paloma. Las noches eran pesadas y solíamos bajar a la playa a mojar los pies. Una noche de ellas, penscando a la encadilada, la luna era llena, mi mujer tropezó con una roca y cayó al mar embravecido. Llevaba nuestro hijo en sus brazos. Al niño se lo tragó el mar. Pasamos horas, días, semenas, buscando a nuestro crío pero no hubo manera que el mar nos devolviera al niño. Desde entonces mi mujer todos los días baja al mar, tensa la red y espera pescar. Yo la dejé pasado el otoño. Vengo caminando al sur, mis pies sangran, pronto llegaré a la nieve y podré descansar.