La hora de las campanas
El aspecto que presentan las calles de Colonia Suiza al amanecer de un domingo difiere pelo a pelo del bullicio de los días de semana. Dos chicos esperan el bus, otro pasa caminando con la gorra puesta hacia la Plaza de los Fundadores. No se necesita ser muy observador para saber que los tres vienen de bailar y los dos son de Rosario o de algún destino que les lleve Compañía Colonia. Con el correr de los minutos los chicos parten y el último muchacho se pierde con los primeros rayos de sol, apenas visible por las nubes, hacia la avenida Gilomén a paso lento. Las cortinas de la panadería ya están abiertas y el panadero hace rato que llegó. Seguro ya están horneados esos primeros bizcochos de la mañana que la gente más tarde agotará hasta la última tanda de la noche. El motor de una motocicleta estalla al cruzar la esquina, quizá igual como esos chicos de la madrugada, el piloto está llegando luego de la noche a buscar el descanso de su cama. Así avanza la mañana y no se mueve ...